jueves, 17 de julio de 2014

La sombra de la Doctora 5


La inspectora Carmela Bermúdez está sentada en su despacho rodeada de dosieres. Con cara de pocos amigos y un café bien cargado, observa detenidamente los folios que contiene el caso de la venta ilegal de comida preparada, que tirando del hilo conductor de esta trama, llegamos hasta la junta de Andalucía, en donde la corrupción ha anidado en casi todos los cargos…
Carmela enciende su cigarrillo electrónico con gesto nervioso… echa una bocanada de humo pestilente a agua de rosas, que era la carga que regalaban con el artilugio.
─Esta mierda de cigarrillo… ¡la vida ya no es lo que era! ─piensa para sí, lanzando el cigarrillo contra la pared que va a estrellarse en el retrato de Felipe VI ─ay disculpa querido, estos nervios me están dejando sin objetividad ocular. Agarra el auricular del telefonillo interior.
─ ¡Trinidad, tráigame a Aurelia inmediatamente! ─ A  esta la voy a poner en su sitio, a ver si se pone las pilas con el caso de comida preparada que, casi le cuesta la vida, además de haberle dado el puesto al inútil del doctor en psicología, Paquito Buendía,  en el despachito del Hospital Virgen del Rocío, de Sevilla, que tanto se merecía la pobre Aurelia y donde atiende a todos los afectados por la crisis que han caído en riesgo de exclusión social.
─¿la saco del calabozo, Inspectora? ─dice Trinidad con un hilillo de voz porque le tiene terror a Carmela.
─¡pues claro Trinidad, si no como va a traerla ─estos subalternos cada día pierden más neuronas
Carmela ha decidido tener encarcelada a la doctorísima para su propia seguridad, lo único que le sabe mal es que no le puede cambiar el rancho de comida por algo más suculento pero cómo tampoco va a comer porque el estomago se le ha hecho pequeño. Aurelia entra agarrada por el brazo de Trinidad Pérez, con los mismos pelos de la noche anterior, la pobre no se ha podido asear en esa cutrez de comisaría.

─Siéntate ahí y pon atención ─le dice mientras se toma un tranquimazin con un vaso de güisqui completito y le pone la misma consumición a la pobre doctora en psicología. ─Traga y escucha. Esta noche hay que tomar por asedio la Junta de Andalucía, así que quítate esos tacones y ponte estas alpargatas que me traje de mis vacaciones en Mallorca el año pasado… ¡y péinate jolines que das grima!