Camino pensativa por una avenida muy popular de esta ciudad. Una
ciudad que se ve cansada y sucia. Pisoteada por cientos de miles de
turistas, otros cientos de desafortunados arrastrando carros de supermercado
con restos de ruinas urbanas, deshechos sobrantes de alguna bonanza
muerta. Mucho borracho que rebusca en contenedores y papeleras sin especial interés:
restos de un bocadillo, o una lata de cerveza aunque esas suelen encontrarse en
las cornisas de ventanas y entradas a edificios.
Esta gente que llena la avenida de algarabías, bullas, jolgorios y
demás nacionalismos infantiles, porque no existe nacionalismo que no sea
infantil. Están ajenos a una ciudad que se derrumba de pura mierda, llena de navajeros, de mafias, de jóvenes incultos pero muy puestos en colores y
banderines mientras entonan el salmo
heroico-nacionalista idiota de turno y aprovechando la situación para desahogar
vilezas y demás indignidades. Pero los
bien comidos siguen su fiesta con sus casacas
del color preestablecido y muy contentos de conquistar esa avenida a la
que consideran exclusivamente suya, pensando
que pronto toda la ciudad y luego sus provincias serán únicamente de ellos ¿Será que todos los demás son hologramas o
pensarán arrojar una especie de virus para liquidar indeseables?