Dadas las perversiones humanas conocidas y por conocer... ésta es una de ellas. No se puede decir que la peor, pues la variedad de la crueldad en los hombres posee un abanico infinito. ¡Es asombroso! lo que cuesta mover a las masas por causas justas. Todos tienen el tiempo muy ocupado, el trabajo, los hijos, las compras y sobre todo los acicalamientos personales. Algunos pueden pasarse media vida bajándose los calzones por cosas insustanciales, bueno insustanciales... ¡DINERO!, ¡PODER! Pero por la intolerancia... eso se toma con la mayor naturalidad, es más, el que en esta sociedad no es intolerante no está a la moda. Eso sí con muy buenos modales. Esta panda de inpresentables polluelos abandonan a la más absoluta marginación al que va de amarillo... siempre educadamente, claro está. Otra cosa es que el pollo amarillo se rebelase, entonces si le veriamos la otra cara a la "intolerancia": La Brutalidad en toda su gama y no de colores precisamente.