Lo que tu ojo no ve.
La inspectora Bermúdez lleva doce horas delante del expediente que le pasó el comisario, su jefe inmediato. Treinta y cuatro fotos del cadaver de un hombre de mediana edad, encontrado en el ensanche de Barcelona, concretamente en la calle Córcega. "Un caso complicado, muy complicado", piensa la inspectora llevándose la taza de café a los labios.
Carmela Bermúdez siempre toma su primer café en su despacho de Vía Layetana, junto con su primer cigarrillo del día, después vendrán muchos más... cigarrillos y café. De temperamento nervioso, por no decir violento. Eso sí, responsable y meticulosa, hurga en los casos y hasta en la vida privada, suya y de los demás, hasta desmenuzar cualquier proceso policial que se le presente. Por eso, además de insoportable también es la mejor inspectora de la Comisaria central de Barcelona. Para su jefe es como un grano de pus imprescindible, un puntal de su equipo policial y obligatorio para su ascenso personal. De hecho el comisario Martinez, que es bastante dado a la vida alegre y bastante putero, no sacaría ni un caso adelante si no fuera por la inspectora. así que esta hace y deshace a su antojo sin dar demasiadas explicaciones.
La inspectora Bermúdez lleva doce horas delante del expediente que le pasó el comisario, su jefe inmediato. Treinta y cuatro fotos del cadaver de un hombre de mediana edad, encontrado en el ensanche de Barcelona, concretamente en la calle Córcega. "Un caso complicado, muy complicado", piensa la inspectora llevándose la taza de café a los labios.
Carmela Bermúdez siempre toma su primer café en su despacho de Vía Layetana, junto con su primer cigarrillo del día, después vendrán muchos más... cigarrillos y café. De temperamento nervioso, por no decir violento. Eso sí, responsable y meticulosa, hurga en los casos y hasta en la vida privada, suya y de los demás, hasta desmenuzar cualquier proceso policial que se le presente. Por eso, además de insoportable también es la mejor inspectora de la Comisaria central de Barcelona. Para su jefe es como un grano de pus imprescindible, un puntal de su equipo policial y obligatorio para su ascenso personal. De hecho el comisario Martinez, que es bastante dado a la vida alegre y bastante putero, no sacaría ni un caso adelante si no fuera por la inspectora. así que esta hace y deshace a su antojo sin dar demasiadas explicaciones.
Esta mañana la inspectora Bermúdez se siente más profunda de lo habitual, siente que hay muchas cosas que se escapan al ojo humano. Lo que vemos no siempre es indicador de la verdad, muy al contrario mas bien es engañoso.
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