Sentado
en algún café de mala muerte, de esos que suelen encontrarse a pie de alguna
carretera secundaria, donde entran a aliviarse camioneros y maridos desatendidos,
nos encontramos con Julio Contreras, Gestor logístico de una empresa ubicada en
la periferia de Barcelona. No es uno de esos edificios modernos de la expansión
inmobiliaria, sino más bien un almacén cutre y destartalado, donde se amontonan
cientos de contenedores. Contreras no se
diferencia mucho de los conductores de camiones que suelen parar aquí. Fuma como
un carretero y bebe como una esponja. Su expresión es la de una persona que se
pasa el día cavilando, unas veces sobre lo que piensa que otros piensan sobre
él y otras sobre lo que él piensa que le gustaría ser. El ceño fruncido denota
una rabia contenida y oscuros pensamientos. En este relato no existe la ficción
y toda semejanza con la realidad, no es más que eso, realidad. Contreras, tiene vida propia y forma parte de una sociedad degradada donde imperan únicamente
las necesidades básicas. El aspecto de Contreras parece enfermizo pero no
responsabilicemos a nadie… simplemente nació feo.
Si. Feo, taciturno y violento.
Anda creyendo por ahí que es un puntal para su empresa, imprescindible e
insustituible. En parte es así, pero solo en parte. De lunes a sábado trabaja
como una mula, está en todas partes, en el almacén, atiende a los clientes,
lleva la contabilidad y le lleva el café al jefe aunque no se lo pida. Su vida
es su trabajo y la puta que le hace un francés los sábados por la noche, justo
en ese bar donde ahora está sentado… lo demás apenas existe, sobre todo la
mujer que tiene en casa, es más una criada que una esposa, los derechos
maritales se ejercen a la fuerza y con suerte no hay que pegarle para que acceda. Esta
historia refleja las verdades y las mentiras no solo de Contreras sino de
algunos personajes que aparecen en el relato y en la vida misma. Si se llegaran a encontrarse de cara con Julio
Contreras procuren no tener ningún encontronazo, es capaz de sacar en décimas
de segundo grandes cantidades de violencia,
hagan como que no lo entienden y con una sonrisa en los labios, procuren
salir corriendo. A Contreras no le importa
reconocer que es así, es más, le gusta fastidiar al prójimo, sacar lo peor de
los otros para desahogar su propio veneno.. Se considera un maltratador sólo de
mediana calaña dentro de su jerarquía mental. Como todos los abusadores, lo que
más desean es encontrar a alguien que abuse de ellos. Es difícil, pero no
imposible. Si intentamos dar una coherencia al comportamiento humano… es una
cuestión compleja. Ustedes mismos.