jueves, 5 de septiembre de 2013

Eso te pasará a ti

   

               Desde hace algún tiempo mi amiga Teresita anda diciendo que no se siente bien, que está cómo tristona, cómo melancólica. Yo le digo que puede ser un poco de contagio por todo el panorama social en el que vivimos inmersos. Eso nos acaba pasando factura. O quizás arrastre todavía el trauma del divorcio, porque su marido se fue con una, veinte años más joven.
           Ella dice que todo eso le influye, por supuesto, pero que es algo más hondo, más de adentro, cómo si el alma le empezara a pesar. Bueno el caso que el otro día mi amiga y yo habíamos sido invitadas a una cena con otros amigos. Teresita, que le gusta expresar sus emociones, se puso a hablar de su recién adquirida tristeza:
─Pues yo siento por primera vez que el tiempo corre demasiado deprisa, no sé cómo si no lo pudiera alcanzar por mucho que corra ─dice Teresita con los ojos pequeñitos. Yo veo que a Ricardo se le ponen los pelos como escarpias, tiene el pobre, un problema con la edad y no está dispuesto a que nadie se lo recuerde.
─No digas tonterías ─dice Ricardo con desdén, pues además, le pone enfermo todo que hace referencia a la debilidad humana.
─De verdad, Ricardo lo siento así. Creo que he empezado a sentir el paso de los años ─dice Teresita con honestidad.
            Los demás comensales permanecen impasibles, cómo si oyeran llover, tal vez porque les importa un pimiento o quizás porque presienten que va a haber sangre y están a la expectativa. Ricardo se enerva cada vez más ante la posibilidad de ver en Teresita su propia fragilidad.
─Eso te pasará a ti, porque entre otras cosas te faltan estímulos externos. Yo por el contrario, cada día me siento más joven, más guapo y más rico.
            Teresita viendo que a Ricardo se le estaban poniendo los ojos espiralados  y le temblaba la voz ligeramente, opta por callar y dejar que Ricardo metiera todos los goles.
             Y fíjate, que el otro día me llamó Teresita para decirme que se iba a Houston a operarse las tetas y que por favor llamase a Ricardo que lo habían ingresado en una clínica, muy prestigiosa eso si, por una depresión o algo parecido.
             La vida da muchas vueltas y nuestras proyecciones ¡también!
                 


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