domingo, 14 de septiembre de 2014

Julio Contreras

Sentado en algún café de mala muerte, de esos que suelen encontrarse a pie de alguna carretera secundaria, donde entran a aliviarse camioneros y maridos desatendidos, nos encontramos con Julio Contreras, Gestor logístico de una empresa ubicada en la periferia de Barcelona. No es uno de esos edificios modernos de la expansión inmobiliaria, sino más bien un almacén cutre y destartalado, donde se amontonan cientos de contenedores.  Contreras no se diferencia mucho de los conductores de camiones que suelen parar aquí. Fuma como un carretero y bebe como una esponja. Su expresión es la de una persona que se pasa el día cavilando, unas veces sobre lo que piensa que otros piensan sobre él y otras sobre lo que él piensa que le gustaría ser. El ceño fruncido denota una rabia contenida y oscuros pensamientos. En este relato no existe la ficción y toda semejanza con la realidad, no es más que eso, realidad. Contreras, tiene vida propia y forma parte de una sociedad degradada donde imperan únicamente las necesidades básicas. El aspecto de Contreras parece enfermizo pero no responsabilicemos a nadie… simplemente nació feo.
Si. Feo, taciturno y violento. Anda creyendo por ahí que es un puntal para su empresa, imprescindible e insustituible. En parte es así, pero solo en parte. De lunes a sábado trabaja como una mula, está en todas partes, en el almacén, atiende a los clientes, lleva la contabilidad y le lleva el café al jefe aunque no se lo pida. Su vida es su trabajo y la puta que le hace un francés los sábados por la noche, justo en ese bar donde ahora está sentado… lo demás apenas existe, sobre todo la mujer que tiene en casa, es más una criada que una esposa, los derechos maritales se ejercen a la fuerza y con suerte no hay que pegarle para que acceda. Esta historia refleja las verdades y las mentiras no solo de Contreras sino de algunos personajes que aparecen en el relato y en la vida misma.  Si se llegaran a encontrarse de cara con Julio Contreras procuren no tener ningún encontronazo, es capaz de sacar en décimas de segundo grandes cantidades de violencia,  hagan como que no lo entienden y con una sonrisa en los labios, procuren salir corriendo.  A Contreras no le importa reconocer que es así, es más, le gusta fastidiar al prójimo, sacar lo peor de los otros para desahogar su propio veneno.. Se considera un maltratador sólo de mediana calaña dentro de su jerarquía mental. Como todos los abusadores, lo que más desean es encontrar a alguien que abuse de ellos. Es difícil, pero no imposible. Si intentamos dar una coherencia al comportamiento humano… es una cuestión compleja. Ustedes mismos.


jueves, 4 de septiembre de 2014

La sombra de la doctora 6

Aquella mañana, todo estaba preparado para llevar a cabo las diferentes detenciones contra los causantes de los ERE andaluces. Importantes cargos de la Junta de Andalucía habían sido investigados, e iban a pasar un buen tiempo entre rejas. La Inspectora Carmela Bermúdez estaba contenta de cómo se habían desarrollado los acontecimientos. Gracias a la colaboración de la Doctora en psicología Aurelia García se pudo sacar a la luz los más oscuros entresijos de la corrupción en esa comunidad sureña. Tanto había sido la colaboración de la Doctora que en la central del cuerpo de Policía Nacional es estaba pensando seriamente en contar con sus servicios como asesora de recursos humanos y sobre todo en patologías criminales que arruinan y socaban la economía y la nobleza de un país. En eso estaban Carmela y el Comisario.
─sí, sí… Carmela, estoy totalmente de acuerdo en que la Doctora Aurelia es un buen reclutamiento… está un poco flaca…. la verdad…─decía el Comisario con cara de asco.
─ A ver… Señor, ¡qué coño tiene que ver que esté flaca! ─viendo que la Inspectora se empezaba a poner nerviosa y que echa mano del bolso para encender el cigarrillo electrónico, se afano en poner remedio a una discusión.
─ Nada, nada sólo era un comentario sin importancia… por si tiene que echar una carrerita detrás de algún delincuente…yo por usted, que es la que la va a aguantar mayormente.
─ Pues eso cómo soy yo la que la va aguantar ya me va bien que esté flaca… más manejable y menos gasto gastronómico ─sentenció la Inspectora.
En la solución de estos menesteres estaban, cuando sonó el teléfono personal del Comisario.
─ Perdone un momento Carmela… ¿Sí? Diga. Sí soy yo, el Comisario Martínez. Si… si…sí señor…sí, sí, claro… cómo no… enseguida nos ponemos a ello señor ministro, claro, claro faltaría más… sí, sí… la colaboradora que solucionó el problema en Andalucía… sí señor, de acuerdo señor… Adiós señor ministro…que tenga un buen día ─colgó y miró a Carmela con cara circunspecta.
─ Inspectora se ha liado una más gorda que la andaluza… la cosa parece que es una bomba… el ex president de la Generalitat de Cataluña… el Jordi. Ese, parece que está hecho un capo de armas tomar…
─ No joda Comisario…eso no es nuevo…eso está más visto que el turrón en navidad ─dando una bocanada al apestoso cigarrillo ─es sabor a vainilla..
─ Déjese de chorradas, busque a la Doctora en psicología y cojan el primer ave para la Central de Barcelona,  allí las esperan con instrucciones precisas. Quiero un trabajo bien hecho… así que a hilar fino… y esté al loro que seguro el tal Pujol anda disfrazado.... ¡joder no salimos de una que ya estamos en otra!
─ Así es la vida, Comisario ─y salió dando un portazo, para variar.