miércoles, 13 de enero de 2010

¿Mujer Fatal o Batman?


Los hechos ocurrieron en una fiesta una noche de tormenta... Una persona, muy querida para mi, siempre tiene una expresión para estos casos: "¡Ay no!..." ¡Efectivamente! Eso justo es lo que hubiera dicho yo en el mismo momento en que vi aparecer aquella mujer por la puerta del pasillo que daba al salón. ¡Dios bendito! pero... ¿esta señora es la misma que va hacer catequesis a la iglesia de no sé qué barrio? Pues sí. ¡Patética! era la palabra más ajustada al vestuario y a la actitud de la tal. Negra de arriba abajo, ceñida hasta la asfixia, con unos leotardos de cuello alto, disimulados por un jersey que llevaba por fuera. Todo ello atado con un cinturón de plástico, que no de piel, con una hebilla que si te da en un ojo te lo salta. Los tacones de aguja... con esos botines de media caña... de esos que venden en los chinos por dos euros. Lamentablemente cada vez que daba un paso los dichosos tacones se le metían para dentro, con lo cual le chocaban las rodillas... Y ella para disimular lo único que se le ocurría era estirarse hasta el infinito el jersey del mercadillo. y es que... ¡Está harta de catecismos, de beatas, de viejas señoronas, a las que únicamente trata para ver si les saca alguna cosa, de su interminable vida aburrida, de su tesis! Pero si ella lo único que quiere en esta vida es un marido que la lleve directamente al altar. Y para eso se vistió así ese día y en ese preciso momento. Lo preocupante es qué esos momentos van siendo lo habitual, y es que se le echan los años encima y lo de coronarse santa esposa cada vez lo ve mas lejos. Pero ahí no acaba todo... ¡no! Nos obsequió con un baile sensual, dirigido, por descontado, al único varón sin compromiso que había en la fiesta. Pero lo tuvimos que sufrir el conjunto del personal. Unos mirábamos al techo, otros a los lados, algunos al suelo, pero... ¡nada! Batman se nos posaba en las narices como una mosca cojonera. Hay que reconocer que el santo varón que le toco el baile de la pimpolla, no sentía ni frió ni calor, eso que salió ganando. Por mi parte a día de hoy, que ya ha pasado un tiempo prudencial, todavía no he superado la vergüenza ajena. Y es que... ¡no se puede estar a Dios rogando y con el culo en pompa!

jueves, 7 de enero de 2010

Malos Pelos


Bueno, pues ayer no me toco trabajar. En compensación al tan ansiado día festivo tuve que asistir a una reunión de amigos y aportar el Roscón de Reyes ¡Sí señores, con el haba incluida! Cuando llegué al domicilio, mi amiga, parecía que le habían estado dando una paliza algunos maleantes, de esos que te puedes encontrar en un pasillo del metro de Barcelona a altas horas de la madrugada (recomiendo coger un taxi). Yo me pregunté, ¿por qué aquella cara tan desaliñada... ?, ¿la edad? ¡No es tan vieja!, ¿el trabajo, la responsabilidad? ¡No es para tanto! Su pareja charlaba por los codos, siempre de negocios y de dinero. Ella de vez en cuando hacía ver que entiende de algo de lo que se habla, ¡pero no! Mi amiga lamentablemente no entiende casi de nada. y es que... ¡chica! si te limitas a ver los programas de televisión basura... Como yo le digo... ¡deja que la Belén Esteban haga su vida y léete algún libro más ilustrativo! o ¡mira algo en televisión que no sea Sexo en Nueva York! No hay nada que hacer, ella va dejando pasar la cultura y la inteligencia emocional como la que ve pasar el autobús que no la lleva donde siempre. Pero... a última hora de la noche, cuando yo ya estaba hasta los pelos, nunca mejor dicho, de jugar con una consola, que mi amiga se ha comprado, respondiendo a preguntas la mayoría estúpidas... ¡ZAS! A mi amiga se le iluminan los ojitos hundidos y empieza a relatarnos una historia surrealista total. De golpe, los pelos se le encrespan todavía más, el habla se le traba, la mirada le hace chiribitas. Con manos temblorosas rebusca en un cajón un CD, lo mete en el vídeo. El entusiasmo ajeno me deja clavada en la silla. Pero... ¿que le pasa a esta mujer? Cuando por fin logra introducir el CD, se ilumina la pantalla... y su mirada.... ¿quien es el personaje que aparece? Y yo que sé. Pero ella se encarga de dar toda clase de información, más de la necesaria. Lo que sabe y lo que no sabe. Lo que quiere saber y con lo que sueña con enterarse... ¡No me jodas! mi amiga esta más colgada que un periquito en una palmera. De ahí los pelos, de ahí esas ojeras. ¡No come, no duerme! Las feromonas de mi amiga están en pleno viaje, una danza salvaje en ese pobre cerebro cansado de ver "Sálvame" (programa basura de este país) Esa pobre cabezita martirizada con "Sexo en Nueva York" y los negocios de su partener... ¡quiere vivir! Pero yo pienso... ¡Adonde vas con esos pelos!

miércoles, 30 de diciembre de 2009

25 de Diciembre fun, fun, fun...




Aunque soy Inspectora, como ya todos saben, también tengo algún que otro compromiso. Como familia, esparcida, eso sí. Pues lo que digo, que como todo mortal me tocó celebrar el día de Navidad. Todos a la mesa, previos saludos y demás besitos engorrosos. Con la sopa de galets esperando en el plato, ningún comensal podíamos empezar, sin la tan esperada llegada de la última invitada, menos requerida que el apocalipsis. Llegó. Con sus andares de marquesa venida a menos, y un abrigo muy emperifollado, aunque de marca sospechosa, brindando saludos con la mano a modo principesco. La perra familiar, llamada Lola, qué aunque no le hiciera ni caso no dejaba de pegar brincos a la recién aparecida, recibió por último una discreta patadita en el culo, por parte de la susodicha. Bueno... pues ya está, después de la representación teatral, por fin podíamos comer. Nos sentamos dispuestos a sorber la sopa. Pero la marquesa, venida a menos, que no deja de aprovechar estos eventos para llamar la atención, dicho sea de paso, porque no tiene otros. ¡Pues no se iba a callar! Con su habitual tono intelectual y en una lengua que no es la suya, pero que ella cree que le da glamour, se dispuso a iniciar su berborrea seudo psicológica. Temas controvertidos para intercambios de opiniones varias, preguntas insospechadas para comensales que se les quedaba la cara como la pasta de los galets. En fin... señora marquesa... ese culo inquieto que no paró en toda la comida de arrebatar la silla de otros, esperando llevar el peso de alguna conversación. Pero... ¿no se da usted cuenta de que no quieren hablar con su real persona? Y es que, para darle la razón sin opción al desacuerdo, pues para eso no se habla. Ni siquiera en la foto de familia pudo aparecer usted, que casualmente estaba en el baño... ¿casualidad o causalidad? Bueno, pero no se preocupe yo le tomé una cuando recién entraba por la puerta. La una y la otra para la posteridad. ¡Que bien se está en comisaría!

martes, 29 de diciembre de 2009

Intolerancia


Dadas las perversiones humanas conocidas y por conocer... ésta es una de ellas. No se puede decir que la peor, pues la variedad de la crueldad en los hombres posee un abanico infinito. ¡Es asombroso! lo que cuesta mover a las masas por causas justas. Todos tienen el tiempo muy ocupado, el trabajo, los hijos, las compras y sobre todo los acicalamientos personales. Algunos pueden pasarse media vida bajándose los calzones por cosas insustanciales, bueno insustanciales... ¡DINERO!, ¡PODER! Pero por la intolerancia... eso se toma con la mayor naturalidad, es más, el que en esta sociedad no es intolerante no está a la moda. Eso sí con muy buenos modales. Esta panda de inpresentables polluelos abandonan a la más absoluta marginación al que va de amarillo... siempre educadamente, claro está. Otra cosa es que el pollo amarillo se rebelase, entonces si le veriamos la otra cara a la "intolerancia": La Brutalidad en toda su gama y no de colores precisamente.

No les dejaré así.


Queridos lectores, efectivamente, Isabel llegó con una maltrecha maleta en la que escondía dos libros. yo la conocí bien y les puedo asegurar que los leyó incansablemente durante muchos años. Más por fidelidad hacía su hermano que por amor a la literatura. Ahora la vista le juega demasidas malas pasadas y los tiene guardados en un cajón, envueltos en un paño de hilo. Niebla, de Miguel de Unamuno, donde el autor ofrece su más profundo rechazo vital a una muerte que significa el final de la existencia, de la vida personal e intransferible. Una lucha encarnizada entre el protagonista de la novela, Augusto Pérez, y el propio autor. Una confrontación que arrastró toda una vida. Unamuno como todos sufría su dualidad: su realismo de la vida y una profunda fe ante Dios. Augusto Pérez se rebela contra Unamuno ante el tema de la imposible inmortalidad y la infructuosa lucha del hombre ante el trágico destino. El otro libro del mismo autor –y es que para Claudio siempre fue su favorito. – La tía Tula, en ella Unamuno introduce un erotismo sutil y sólo en escasos momentos explicito. Gertrudis, la tía Tula, renuncia casi de una manera egoísta a su propia vida anteponiéndola a sus enfermizas ansias de maternidad.

viernes, 20 de noviembre de 2009

Un futuro mejor



Como tantos otros, Isabel llegó de Zamora a Madrid, con apenas los dieciocho años cumplidos. Solo traía una maleta pequeña atada con un viejo cinturón de su padre, al que perdió durante la guerra por luchar en el bando de los rojos. Dentro todas sus pertenencias: alguna ropa gastada por el uso, una pastilla de jabón lagarto, un cepillo de dientes y algunas cremas que pudo conseguir con mucho esfuerzo. Pero sobre todo, llevaba como un tesoro, dos libros que su hermano Claudio le dio antes de perder la vida al igual que su padre, en el mismo bando. A la hora de disparar el fusil las manos le temblaron. Una bala le atravesó el costado. Él no disparó. No por cobarde, no, sino porque en esa España dividida por la tiranía, muchos de los que luchaban en el frente tenían ideas propias sobre la vida y la muerte y porque la bala que entraría en el pecho del otro es la misma que entró en su propio pecho. Las diferencias las establecieron los dictadores, los pervertidos, los enfermos de odio y de poder. no los que trabajaban en los campos o en las fabricas.
Isabel marchó de Madrid al poco, hacia la ciudad de los prodigios, de las oportunidades: Barcelona. Allí ha llevado una vida nada gloriosa. Siempre sirviendo a otros que no tuvieron que dejar sus casas ni a sus familias. Que ahora se las dan de hospitalarios y generosos, pero ella siempre comió sus sobras. Ahora casi está integrada, aunque hay algo que le recuerda siempre lo que es y a donde pertenece: los dos libros que su hermano Claudio le dio antes de dejar la vida en la trinchera.

lunes, 16 de noviembre de 2009

Insignificante


A veces, en la insignificancia de la vida, está convocada toda la soledad. Tan pequeñas son algunas cosas que se pueden hasta pisar… ¿Dónde está escondida la belleza? ¿Dónde se oculta la ternura? Esos pasos indiferentes que dejan trás de sí toda la verdad. ¡No lo vio siquiera! ¡O quizás huye de la propia mezquindad! Esto no es un mundo... ¡es una selva! ...por no decir una mierda...