lunes, 11 de noviembre de 2019

¡No me jodas!

Aquí estoy otra vez, pero esta vez no quiero que me lean, no me importa, solamente escribo para sacar toda la mierda y la rabia acumulada que llevo  en las vísceras. Me ha dicho la doctora Choque, endocrina ella, (vaya nombre ) que si sigo así me va a dar un infarto, que tengo que drenar, aparte de hacer una dieta sana mediterránea y ejercicio regular. Nado a diario y prácticamente no como carne así que el infarto debe venir por otra cosa. La rabia, esa es la cuestión. Por consiguiente me dispongo a evacuarla por este sistema, escribir. 

Hoy solo me quiero presentar de nuevo y decirles que aunque lean lo que lean no piensen que va contra ustedes (que también) pero que es una cosa más generalizada.  Es mi barrio, mi geografía, mi familia, mis amigos, mi compañeros de ideología, los turistas, los políticos, las sectas farfulleras y melifluas con sus adeptos cansinos y perseverantes. Mi país lleno de buena gente y gente buena taimada y envidiosa, llena de buenas intenciones y de malas acciones, capaz de creer en el espíritu santo y abominar contra el semejante. Capaz de acoger lo ajeno y matar, si es preciso, al vecino furtivamente en el rellano que se quedó a oscuras porque algún mal intencionado se llevo la bombilla, únicamente porque primero es él y los demás que se jodan.

Como ven, tengo mucha mierda en la cabeza y muchas ganas de sacármela de encima así sea echándosela a ustedes porque, si tuviera configurada la cabeza (como otros) me desfogara destruyendo contenedores, papeleras y demás enseres urbanos  pero como mi configuración es la de conservar y preservar... pues, mal lo tengo en estos tiempos de destrucción. 

Por hoy vamos bien, solo decirles que en general considero que el género humano, los hijos de Caín, con tantos intentos, acabará por conseguirlo: destruirse a sí mismo.


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