miércoles, 28 de enero de 2015

La sombra de la doctora 8 El Mayordomo







Las cuatro fauces caninas amenazaban con una cena suculenta a costa de las investigadoras. Mientras Aurelia, cargaba el tirachinas y lanzaba una piedra sobre el hocico del mastín, cosa que enfureció mucho más al can, la Inspectora recordó que llevaba en el bolso un paquete de Oreos. Rápidamente lo saco empezó a lanzar las galletas por encima de los perros, los cuales, contra todo pronóstico, salieron disparados en busca del manjar. Aprovechando la estampida, Carmela agarro por el cuello de la camisa a su compañera, que disparaba el tirachinas sin control y con los ojos desorbitados, hasta la repisa de piedra de una ventana. De un empujón acomodó a la doctora en sicología y después ella. Los mastines habían dado cuenta de los Oreos y volvían a enseñarles los colmillos desde abajo.

─No vamos a salir vivas de aquí ─sollozaba la doctora limpiándose los mocos con la manga del anorak.

Carmela no pensaba contestar, se tapo la cara con el pasamontaña y le colocó una bolsa del Capravo con tres agujeros a Aurelia que, dejó de lloriquear inmediatamente. Con el codo dio un golpe al cristal y después de hacer un hueco entraron.
La casa estaba a oscuras, lo que había sido un gran fuego se extinguía en el hogar. Por los muebles parecía el salón principal. Carmela le indico a su colega que se sentara un momento… había que pensar…

─Si el dinero está en un enano del jardín va a ser imposible cogerlo con esas bestias. Nos merendarían en dos segundos.
─Lo mejor será ser asertivas con el señor Pujol y hacerle entender que no está bien robar al pueblo y que por lo tanto para la salud mental de todos lo mejor es que lo devuelva ─dijo la doctora en sicología sorbiéndose los mocos debajo de la bolsa.
─La mafia no es asertiva Aurelia, ¡hija!

Una pequeña luz se encendió al final de un pasillo y se filtraba a través de una puerta maciza que estaba entreabierta. Sigilosamente se fueron acercando. Carmela le quitó la bolsa de la cabeza porque hacia un ruido espantoso al respirar, ahora los pelos de la doctora estaban pegados al rostro por el sudor… la Inspectora prefería no volver a opinar sobre el aspecto de su compañera. Se dieron un golpe en la cabeza al asomarse a la vez, Carmela se impuso y aplastó el rostro en la pequeña abertura.

La familia Pujol estaba sentada alrededor de una gran mesa de roble, la señora Ferrusola hacia montoncitos de billetes de 500 euros para cada hijo mientras sermoneaba a su marido que tenía la cabeza gacha y los cuatro pelos de la cabeza encrespados…
─Están jugando al Monopoli ─dijo la sicóloga.
─Tú eres tonta Aurelia, esta es la paga de navidad de los funcionarios… por la fecha en que estamos…. ¡prepara el tirachinas! ─y Carmela desenfundo su arma reglamentaria…

Se disponían a irrumpir en la estancia cuando algo les dejo el cuerpo helado. Una puerta lateral se abrió y entro el mayordomo con una bandeja con café humeante… Artur Mas estaba impecable con el uniforme….





Continuará

2 comentarios:

  1. Que bueno! Ahora quiero saber si le dieron también algún montoncito de euros al Artur!!!!!

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