Rosario estaba sentada frente
a la ventana, parecía que miraba hacía un punto fijo, alguna cosa en el
exterior que llamaba su atención, pero en realidad sus ojos estaban perdidos. Con
la mano derecha cogió un cigarrillo que se llevo a la boca y lo encendió.
Aspiro largamente el humo y luego lo dejo en reposo sobre el
cenicero. En sus rodillas descansaban varias cuartillas manuscritas. El sobre que
ella misma había arrugado estaba tirado en el suelo. De fondo sonaba la música
de “protagonistas”, un programa de radio
un poco anticuado.
.jpg)
Rosario era considerada una
mujer extraña, dada a las melancolías, algo que a la gente tiende a asustarle.
Pero ella era así y no pensaba cambiar. Se levantó despacito, con las cuartillas
en la mano, lo que fuese, ya era inevitable… Las arrugó igual que había hecho
con el sobre y muy despacito las hundió en el cubo de la basura.
No hay comentarios:
Publicar un comentario